martes, mayo 18, 2010

El extranjerismo asfixiante en el Perú (I)

A riesgo de que vaya a parecer un penoso seguidor de Humala vamos a hablar un poco de nuestra identidad nacional. Este es un tema al que siempre asocian a los reivindicadores indigenistas del país. Pero el tema de la identidad nacional va más allá, sobretodo teniendo en cuenta que el Perú es una nación de múltiples sangres.

Este tema me ronda hace ya bastante tiempo en la cabeza y se amplifica cuando veo que hay muchas cosas que no funcionan y cuando veo que muchas cosas que funcionan provienen del "apoyo" de otros países (o de individuos de otros países), históricamente europeos. Fue así con el Banco Central de Reserva, con el nacimiento de la Policía Nacional, con los bomberos, con las panaderías, con la gastronomía nacional y hasta con las cafeterías.

Justamente a raiz de dos cafés arranqué a escribir esto. En Miraflores la Tiendecita Blanca tiene hasta en sus vasos la cruz suiza. No sé si los actuales manejadores de esa cafetería son suizos pero me parece ya anacrónica la referencia. Igualmente sucede con una cafetería de nombre francés que una amiga publicita en su red social (discúlpame pero el nombre me parece vergonzosamente huachafoso). ¿Cuándo tendremos una cafetería que se llame "El Café de los Hermanos Mayta"? Sin embargo debo reconocer que hemos avanzado algo. Hay un café que se llama Altomayo y ya pocos peruanos le pondrían a un restaurante un nombre francés para querer ´mostrar caché'. En la primera parte del siglo XX sin embargo las cartas de los restaurantes más elegantes de Lima estaban en francés. El mismo Astrid y Gastón comenzó su historia con comida francesa. Felizmente Acurio reaccionó y con inspiración cambió de rumbo y se hizo Maestro Zen desechando los coq-au-vin y los foie-grass y trayendo a las mesas potentes tacu-tacus e irrenunciables tiraditos.

Por cierto ¿no es una vergüenza que el gusto por el café provenga de Europa o EE.UU.? Aunque tenemos un café de los mejores del mundo en Sandia (Puno) tenemos que esperar que un jurado de afuera nos lo diga para sentirnos "orgullosos". Con el cacao pasa algo similar, nuestra incapacidad ha mantenido por muchos años la incapacidad de hacer un chocolate competitivo a nivel mundial. Siempre tenemos que escuchar las benditas frases acerca del chocolate suizo, belga o alemán. Pero miren, tenía que ser una alemana, Astrid Gutsche, justamente la que dijera que esto no puede ser, que el chocolate peruano tiene que ser el mejor. ¿Y los Miro Quesada? ¿Y los Brescia? ¿Y los Añaños? ¿Y los Rodríguez Banda? ¡Nunca dijeron nada! Para colmo, el auspicio a la gastronomía peruana (libro de Gastón, ollitas de barro, chocotejas) no lo hace un banco peruano, lo hace uno español: el BBVA.

Ya en el rubro de la arqueología tenían que ser extranjeros los que mostraran al mundo las Líneas de Nazca y Machu Picchu. Felizmente el padre de la arqueología peruana es un peruano admirable: Julio C. Tello. Parece que en los últimos años los peruanos han ido tomando muchas cartas en el asunto. Tal es el caso de Ruth Shady, artífice del proyecto de envergadura mundial Caral. No podía ser de otro modo: ella proviene de la universidad más importante del país, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, fuente de absoluta identidad nacional, donde los muchachos a pesar de las carencias graves de la universidad pública mantienen una mística que derrocha peruanidad. En esto San Marcos le lleva mucha ventaja a las universidades privadas del país. (Sin embargo deberían dar una imagen menos resentida).

Muchas cosas, por no decir la gran mayoría, comenzaron a andar en el país independizado gracias (o a pesar) a manos y cabezas extranjeras. No sé si eso fue inevitable considerando que este territorio estuvo poblado mucho antes de la Conquista y considerando que muchas generaciones proto-peruanas vivieron muchas décadas en este país durante la Colonia (en el territorio de EE.UU. el espíritu norteamericano se forjó muy temprano diferenciándose de la metrópoli inglesa). En este país sin embargo, la construcción de la peruanidad no ha sido fácil, es más, ni siquiera ha terminado. Siendo más amplios, la contrucción de la América Nuestra aún es un proceso en pleno desarrollo. Aún se suspira por los apellidos europeos de origen no español, aún los colegios más prestigiosos tienen que ver con el "enlace europeo", aún nuestro subdesarrollo mental es evidente. Es esperanzador al menos encontrar artículos como el que publica El Dominical en su última edición acerca de antecesores nativos: denota un cambio de mentalidad que se va dando.

El encontronazo de América con los invasores europeos aún tiene sus secuelas. El trauma ha sido extremadamente severo. Creo que muchas de las taras que padecemos en América Latina se deben a ese encontronazo. La pobreza de estas naciones no se explica sólo con el argumento simple de que se aplicaron "políticas equivocadas". La identificación latinoamericana aún sufre por "no ser como los europeos", algo que piensan muchos extraviados en Chile, Argentina, Perú, Bolivia, Venezuela o México -en todos los países nuestros-. El proceso aún será largo y penoso pero mañana faltará menos que ayer, tal como ya lo vislumbraría Lula da Silva y tal como nos lo cantaba Rubén Blades hace algunos años:

Oye latino oye hermano oye amigo
Nunca vendas tu destino por el oro ni la comodidad
Nunca descanses pues nos falta andar bastante
Vamos todos adelante para juntos terminar
Con la ignorancia que nos trae sugestionados
Con modelos importados que no son la solucion



A tratar en algún momento posterior:
1. El aporte más importante a la gastronomía local vino de los descendientes de los japoneses.
2. ¿Es rica Europa porque son pobres China, India, Medio Oriente y América Latina?

2 comentarios:

Tabaré Vieira dijo...

En la imagen expuesta de America Uruguay ocupa el lugar de Paraguay y viceversa

Julio Cesar dijo...

¡Cierto Tabaré! Grosero error. Gracias por la anotación.