miércoles, enero 27, 2010

Recuerdos de República Checa (II)

Teniendo ya la visa en mano venía la búsqueda del alojamiento. Me decidí por la opción de un hostel para pernoctar en Praga. La traducción más exacta para hostel podría ser albergue ú hostería ó posada. La ventaja de estos lugares es que son bastante baratos y permiten una interacción más globalizada con otros viajeros.

Luego de las búsquedas por Internet el albergue seleccionado fue Dlouhá Pension & Hostel, localizado en el centro histórico de la ciudad y al costado de un famoso club-discoteca llamado Roxy (una especie de La Noche de Barranco). Para garantizar la disponibilidad la reserva la hice efectiva de inmediato pagando con tarjeta de crédito. Ya estaba listo el alojamiento.

Estando ya en Alemania tocaba buscar el transporte para llegar desde Berlín a Praga. La decisión fue enrumbarnos vía ómnibus. Así que estuvimos en el terminal a eso de las 10 ú 11 de la noche para partir. El Zentraler Omnibusbahnhof está en la zona de Charlottenburg y desde ahí parten los ómnibus no sólo a otras ciudades de Alemania sinó a las de varios otros países. Lo que me llamó la atención es que los ómnibus no eran del tipo bus-cama sinó los incómodos que se usaban en el Perú hace muchos años.

El ómnibus llega a la frontera ente las 2 y 3 de la madrugada. Comienza el tenso momento en que la policía checa revisa los pasaportes de los pasajeros. Por ahí a una latinoamericana que iba con su pareja le detectan que no tiene la visa requerida. Ella le dice al chofer que "no sabía que se requería visa" a lo que el chofer con un gesto le contesta "¿y yo qué puedo hacer?". Así que la pareja baja del ómnibus cruzando a la pista del frente para regresar. Nosotros seguimos el viaje: ¡ya estamos en República Checa! Luego de unos minutos observo al costado de la carretera espaciadamente uno que otro nightclubcito con sus luces de neón. Poco más allá hacemos una parada en un grifo que tiene una tienda de conveniencia. Varios bajamos a comprar algo (lo más importante para mi es bajar a curiosear, a ver qué productos raros hay, qué bebidas con idioma checo, qué golosinas diferentes se encuentran ahí).

El viaje continúa y llegamos a Praga alrededor de las 5 y pico de la mañana. La parada final es en la estación Florenc. Ésta, con su infraestructura antigua, pareciera que se quedó congelada en las épocas previas a la II Guerra Mundial. Tiene un encanto difícil de describir. A esto contribuye el ambiente en el que uno parece un bicho raro porque se escucha la lengua eslava y otras y se ven los letreros escritos en checo.





Esperamos que abran una ventanilla de consultas (en inglés) para saber cómo hacer días después con nuestro itinerario. En otra de las ventanillas cambiamos algunos euros por coronas checas. Finalmente salimos de la estación rumbo a nuestro alojamiento.

Nos reciben muy amablemente en recepción y verifican la reserva pagada. Nos asignan la habitación. Camino a nuestro cuarto vemos otros cuartos que tienen varios camarotes (acá el pernocte es el más barato). En el camino también nos cruzamos con una guapa chica con la pierna enyesada que tiene un polo que dice "Herzegovina": es cierto, esta hostería es absolutamente cosmopolita. Ya en nuestra habitación vemos que el cuarto es limpio y bien iluminado. El albergue tiene en recepción una computadora que se puede alquilar para entrar a Internet. En el mostrador observo diferentes avisos publicitarios y justo hay uno que dice "Tour a pie por Praga, se habla español". Anoto los datos. Luego de habernos instalado convenientemente (estamos en un cuarto con tres camas) estamos listos para hacer nuestra a esta maravillosa ciudad.

Hay que decir también que el desayuno está incluido en el precio de la cama. En este comedor uno agarra su jugo, su bebida caliente, sus panes, su mantequilla, su mermelada y algo más por ahí y toma su lugar en una de las mesas. Aunque recién lo experimentamos al día siguiente lo incluyo acá porque le puede interesar a algún lector viajero.




Este hostel bulle de vida, jóvenes entran y salen durante todo el día. Ya veo cómo es que las chicas en Europa pueden agarrar su mochila de un día para otro y decir "Ya vengo, me voy a Praga (ó a Viena ó a París)".

En el alojamiento estuvimos dos días: la primera noche éramos tres (un hombre y dos mujeres); la segunda noche la persona mayor viajó y nos quedamos dos compartiendo el dormitorio con un extraño (si mal no recuerdo era un muchacho portugués que estaba tan resaqueado al día siguiente que siguió durmiendo cuando salimos).

Enlaces relacionados:
Hostels.com
Hostelling International
Fotografías de la estación Florenc en Wikimedia

Bonus casualidadis:
Escribiendo este post me encontré esta página que publicita una exposición de oro de las antiguas culturas del Perú ("Oro Inca: 1000 años de maldición") en la ciudad de Brno.
En Praga, en noviembre del 2003 se presentó en el Roxy un espectáculo denominado Arte Peruano (¿quiénes serían?). En esta foto, debajo de donde dice Music.Roxy, aparece la frase en cuarto lugar.

Enlace a la primera parte que escribí: República Checa/Intro

4 comentarios:

la pareja dijo...

Gracias por compartir esta experiencia. Es muy util!!

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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