lunes, mayo 14, 2007

Un Día de la Madre [Ocurrencias en]

Días antes habíamos acordado con mis hermanos que el almuerzo sería en El Bolivariano. Yo ya había llamado para averiguar si había reservaciones pero me dijeron que no. Entonces nos quedó planificar el encuentro muy temprano, entre 12:00 y 12:30. Yo creía que antes de la 1:00 podríamos encontrar holgadamente sitio en el restaurante. Pero alrededor de las 12:15 hubo malas noticias: mi hermano llamó diciendo que era imposible, había colas y todo ya estaba copado. La gente este año había salido a almorzar tempranísimo, justamente queriendo evitar los tumultos. Entonces sobre la marcha teníamos que pensar ahora adónde iríamos. Nos dividimos: mis hermanos fueron rumbo al Wa Lok de Miraflores mientras yo iba a ver las posibilidades en el Blue Moon. En este restaurante sí había reservaciones ese día (¡de haberlo sabido!). Estaban algunas mesas con comensales pero otras aún vacías. El maitre sólo me pudo ofrecer dos mesas separadas, pero el grupo no aceptó (no tenía mucha gracia estar en dos mesas separadas). Así que me fui a darles el alcance al Wa Lok. Como ellos ya habían llegado me dijeron por el celular que también estaba lleno. Antes de saber esto había pasado por el Vivaldino de Camino Real (de frente me dijeron si no tiene reservación no hay espacio). Entonces, al llegar por Angamos y sabiendo de la imposibilidad del chifa seguí hacia Dos de Mayo en Miraflores rumbo al Zeñó Manué (que recién había descubierto en las páginas amarillas). La misma respuesta: no hay espacio, todo está reservado. Y acá la verdad que eran reservaciones-con-adelanto, así que las posibilidades eran bien difíciles. De todos modos rogué que me pusieran en una lista de espera (en espera de que los ocupantes de una mesa no llegaran). Mientras, mis hermanos seguían rumbo a Barranco, hacia El hawaiano. ¡Buenas noticias! Hubo mesa (quizá una de las últimas). Así que enrumbé para darles alcance. La puerta estaba cerrada para evitar que la gente insista en el restaurante ya completo. El policía que custodiaba me preguntó si yo tenía reserva. Le expliqué que ya me esperaban en una mesa y tararán, de frente a la cola del buffet, antes de ubicar a la fámili.

Disfrutamos del extenso buffet criollo-internacional-postres. Tuve una ronda marina, una ronda criolla, una ronda de pastas-hecha-al-momento-y-al-gusto y una ronda para completar con platos pendientes (ej. rocoto relleno). La ronda final estuvo dedicada a los postres (me serví mousse de maracuyá, pionono con fresa y pie de duraznos y me cogí un picarón que esperaba en nuestra mesa).

Todos satisfechos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

huachafo es escribir un artículo larguísimo sobre las dificultades para encontrar sitio en un restaurante. poco inteligente, además, buscar restaurantes fichos sin haber reservado previamente.