sábado, junio 15, 2013

Muchos nombres de pila de origen anglosajón

A algunas personas que hemos ido viendo poco a poco los cambios en la variedad de nombres presentes en la población peruana, siempre nos ha llamado la atención la atracción inusitada por los nombres de origen anglosajón en estos últimos 40 años sobretodo. Mientras que un habitante típico de EE.UU. o Australia difícilmente bautizaría a su hijo como Federico, en Perú no es inusual que un bebé sea llamado Kevin. Mientras que en España lo usual es que un bebé sea bautizado con un nombre como Miguel o Isabel, en Perú no es difícil que a un bebé se le ponga como nombre Katherine o John.

La explicación no es sencilla porque si bien mucho de lo extranjero (desde el inicio mismo de la república) siempre ha tenido un estatus de superior en todos los sectores sociales, este tema de los nombres no se percibe igual en todos el espectro socioeconómico. Sin embargo, ciertos modismos en inglés disfrutan de mucho prestigio en toda la pirámide social: desde la huachafa frase Food Court utilizada en el Centro Comercial Jockey Plaza hasta la pequeña empresa de servicios en cualquier distrito que se pueda llamar Computer & Services o System Web & Support.

En cierto sector de la sociedad el especial gusto por los nombres anglosajones (aunque no exclusivamente de esta procedencia) está inclusive caricaturizado en una serie de televisión como Al fondo hay sitio, donde existen personajes llamados Grace, Joel, Shirley, Johnny entre otros. En la exageración, en la película peruana Madeinusa, que lanzó a la fama a Magaly Solier, justamente se utiliza el imposible nombre de su personaje como título de la obra.

Después de lo expresado en los párrafos anteriores no podemos aún obtener una conclusión de por qué esos gustos se han extendido por todo el país pero no en todos los sectores sociales.

De todos modos hay una característica que creemos debería tenerse muy presente, en este caso negativa desde nuestro punto de vista, puesto que muestra nuestro grado de informalidad aún en este tipo de temas. Se trata de la forma ortográfica caótica como se inscriben los nombres, de tal manera que un mismo conjunto de fonemas se puede encontrar escrito de las más diversas maneras, por ejemplo:
Jessica:  Yesica   Yessica
Katherine:  Katherin   Katerine   Katty   Catherine(*)
Brian:  Brayan   Braian
Janeth:  Yaneth   Yanet  
(*) Aún cuando esta forma exista, tengo la impresión de que el registrador podría tomarse en algunos casos la potestad de decidir o no el uso de esta variante.

En conclusión:
  • La tradición en el uso de nombres de proveniencia hispana o andina ha cambiado dramáticamente en las últimas décadas.

  • La identidad social y su estereotipación correspondiente debido a cierto uso de nombres puede conducir a análisis sociológicos interesantes.

  • La falta de regulación en la escritura de un nombre específico puede tener consecuencias en un adecuado registro nacional de identidad.

Explorando más:

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