sábado, octubre 03, 2009

Recordando a dos peruanos a carta cabal

Fotografía del General Juan Velasco en la revista Life

Retrato del Mariscal Ramón Castilla


El 41º Aniversario de la Revolución Peruana invita a pensar que tenemos más que 188 años de independencia. Pero tiempo suficiente para elegir a los presidentes más importantes de los siglos XIX y XX. Sin chistar, vienen a mi mente los nombres de Ramón Castilla y Juan Velasco.

He de comenzar por éste último porque lo viví de muy chico y porque viví (vivimos) más adelante su influencia para bien y para mal. Prácticamente no hay analistas amateurs que mantengan la calma cuando discuten sobre él. Vaya si es un personaje controvertido. Lo que no me cabe duda es que era un peruano a carta cabal, quería al Perú desde las entrañas con esa misma nobleza que nuestro peruano más ilustre: Miguel Grau, otro piurano. A diferencia de mucha de nuestra inilustrada élite dirigencial a Velasco -me imagino- le ardería como a pocos el entreguismo y adormecimiento que por toda la vida republicana se ha practicado en este país de voces bajas.

En 2008, a raíz del 40º aniversario del 3 de octubre de 1968 encontré el mejor texto que explica por qué Velasco es el mejor presidente del siglo XX en el Perú. Exageraré un poco tal vez pero el blog Océano de Mercurio lo explica brillantemente. Un extracto:

40 años después del golpe militar de Juan Velasco Alvarado y con ese frío con que la historia va congelando las pasiones que se alejan en el tiempo, cada vez me quedan menos dudas acerca de calificar este gobierno dictatorial como el más importante en el Perú del siglo XX.

Me centraré solo en mi razón principal: Velasco, heredero de un pensamiento incubado en los sectores académico-militares, llevó a cabo un práctico pachacuti (resumiendo: mundo patas arriba dentro de la tradición prehispánica) en la imperante estructura social con la Reforma Agraria . "La tierra para el que la trabaja" fue el lema que abolió la mayoría de extensos latifundios, golpeó de muerte a añejos tiranuelos de muchas haciendas y condujo a grandes masas del campesinado indígena fuera de una situación casi feudal de servidumbre.

Me puedo atrever a decir que, con todos los problemas económicos que legó y a pesar de haber gobernado como un indeseable dictador, vivimos en un país mejor por las medidas que en su momento, tomó Velasco Alvarado.

Ahora, cuando el tema por esas casualidades se toca, mucha gente sin tener ninguna base para la discusión toma inmediatamente una posición en contra de Velasco. Sin embargo, habría que ver cuán contentos se ponen cuando cobran su participación de utilidades en sus empresas en los marzos o abriles, muy probablemente sin saber que tienen derecho a aquello por herencia de ese régimen tan odiado por mucha de esta gente.

En otro plano, una anécdota sabrosa respecto a Velasco la da a conocer Mariella Balbi en El Comercio. Un trozo dice:

Recordemos que días atrás Manuel Ulloa anunció populistamente que había conseguido 800 millones de dólares para refinanciar nuestra deuda. Velasco creía que el preciado monto estaba en el BCR.

Al día siguiente Velasco llamó a Palacio de Gobierno a PPK y a Richard Webb. El general los esperaba con su pistola encima de la mesa. "¿Dónde está la plata, carajo?", les espetó, codiciando los 800 millones. PPK trató de explicar aquello de los 'swaps', que no necesariamente el dinero estaba físicamente en las bóvedas del BCR, etc. Nada de ello satisfizo al dictador y respondió con un 'pendejos' y otras lisuras que solía usar.

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La fama de Ramón Castilla viene de mucho más atrás pero la lejanía parece que le da un tinte hasta épico a su gestión. De hecho cualquier mandatario que hubiera abolido la esclavitud entraría de frente por la puerta grande a la Historia. Pero Castilla también tuvo un proyecto nacional. Se imaginó al Perú mejor. Soñó con un país más desarrollado. Aquí podría estar el ingrediente fundamental para considerar a un presidente grande: tener un proyecto de país, una visión de país.

Tal vez no haya voz más autorizada que Basadre para hablar sobre la historia de la república. Él dijo acerca del Mariscal:

"Castilla gobernó cinco años y volvió a gobernar después por siete más. En esos años se puso el Perú de pie. Fue otro Perú distinto del Perú pobre, inerme, vencido y mutilado que heredamos".

"Ramón Castilla es en resumen lo mejor de nuestros primeros cincuenta años, es aquella figura a la que todos llaman taita, el libertador del negro, el redentor del indio, un hombre realmente muy sencillo y del pueblo, y que llego con su nombre muy adentro de las multitudes. Por eso era que al grito de ¡Viva Castilla! la gente se iba a
matar, y al grito de ¡Viva Castilla! se hicieron y deshicieron revoluciones hasta el mismo día de su muerte".

De Caretas (Julio27/2006) extraigo este párrafo del artículo escrito por César Lévano:

Ramón Castilla, el mejor Presidente que haya tenido el Perú, lo fue dos veces: primero gracias a mérito militar (1845-1851). Salió con honores. En su segundo mandato abolió el tributo indígena y dio libertad a los esclavos. Heinrich Witt, memorialista alemán que vivió casi todo el siglo XIX en el Perú, lo describe así: "Era un hombre de mediana estatura cuya fuerte y sólida contextura daba evidencia de una construcción de acero... su tez denotaba una imprecisable ascendencia, parecía ser una mezcla de las tres razas: blanca, india y negra".

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Ahora, un tema común a estos gobernantes con proyecto nacional es la observación atenta al armamentismo de Chile. Aunque parezca mentira, el párrafo siguiente podría aplicarse tranquilamente en el 2009:

Castilla llevó a cabo una serie de acciones destinadas a fortalecer la defensa nacional. El criterio predominante era el del equilibrio militar con respecto a los países vecinos, en especial frente a Chile, que había llevado a cabo una abierta política armamentista. Castilla sabía lo importante que era el dominio del mar, y por ello mejoró la Armada Peruana con la adquisición de fragatas, bergantines y un moderno barco de vapor: el «Rímac». Se afirma que fue Castilla quien dijo: «Cuando Chile compre un buque, el Perú debe comprar dos».

Respecto a Velasco fue vox populi su intención de atacar Chile en los setentas para recuperar los territorios que fueron peruanos. Finalmente el consejo de la plana mayor militar evitó dicha aventura.

Pero es evidente que el comportamiento de nuestro vecino del sur siempre debe ser cuidadosamente medido por un buen gobernante del Perú. El trozo de tierra inestratégico que ocupan nuestros vecinos y su carencia de masa crítica de población amén de su pobre historia hacen que ese país siempre esté a la búsqueda de "una razón de existencia".

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