lunes, octubre 19, 2009

Caché

(Del fr. cachet).

1. m. Distinción, elegancia.

2. m. Cotización de un artista del espectáculo o de ciertos profesionales que actúan en público.

caerse el ~.
1. loc. verb. Cuba. Perder el prestigio o la fama.

darse ~ alguien.
1. loc. verb. coloq. Cuba, El Salv. y Hond. Darse importancia, bien por el modo de vestir, bien por gestos o palabras.


Muchas veces cuando veo una coca-colita clásica, la pequeña del famosísimo diseño contour, no puedo evitar reflexionar en el caché que ha adquirido dicha botella. Elegancia, distinción y estilo. Son las tres características que he determinado reúne la palabra caché. Cierta antigüedad también parece ser un requisito necesario.

Una coca cola en envase de vidrio contour es elegante porque es simple, no le falta ni le sobra nada. Es distinguida porque se distingue ante todo el universo de botellas en el mundo. Y tiene estilo, vaya que lo tiene, es uno de los más famosos diseños de todos los tiempos. Lo que asombra es que de forma genérica el caché no está asociado a lo popular pero sin embargo la famosa botella está al alcance de la absoluta mayoría de la gente del planeta. Quizá el famoso objeto pudo quebrar las reglas respectivas.


De forma similar el adorado Volkswagen Escarabajo podría tal vez entrar a la categoría, aunque el preciado automóvil no tenga precisamente elegancia pero sí absoluta distinción y particularísimo estilo. Pero ¿no tiene elegancia? Cuando vemos un VW descapotable o convertible el objeto es objeto de vistas y placer estético.

Una marca que podría reunir la característica de tener caché es Apple, qué duda cabe (no sólo tiene caché la computadora como parte de su memoria). Lo tiene en su concepción misma, en su filosofía de trabajo y diseño. Años atrás cuando aún no había un sistema operativo Windows, Apple ya mostraba su interface gráfica con un escritorio, un tacho de basura y otros elementos que después se volvieron vulgares con Microsoft. Microsoft por supuesto no es una marca que destile caché. Al contrario, podría decirse que es sinónimo de uso-de-masas, de uso obligado por su avasallamiento del mercado. Apple, con su manzana medio mordida, podría complementar el estilo de un usuario acostumbrado a las cosas buenas de la vida. Miren sinó esta ultra delgada laptop:


Ya que hablamos de diseño, vayamos a la meca: Italia. Pininfarina ya con su solo nombre nos pone alertas para saber que todo (o casi todo, siempre hay excepciones, es normal) lo que sale de allí tiene caché o muy probablemente lo tendrá. Qué autos por ejemplo: Maserati GranCabrio, Ferrari 458 Italia, Pininfarina Sintesi, etc. (a propósito de autos, el mesocrático Hyundai Accent de tres puertas 1997 tenía tan buen diseño que creí lo había diseñado Pininfarina). Qué otros diseños: el interior del nuevo estadio del Juventus, el Lear Jet 60, etc. Me encuentro además recién ahorita con que Pininfarina será socio de Coca Cola en el diseño de sus dispensarores Freestyle. No hay nada que hacer que los que tienen estilo se atraen.



Ya que estamos mencionando al país de las más bellas mujeres (decidido unilateralmente, mi hermano me apoya) cómo no mencionar a esa única y arrolladora personalidad llamada Sophia Loren. Cuando hablamos de caché en una persona ella lo representa de manera completa: bella, elegante, distinguida, con estilo, única. Qué mujer. A su edad sigue siendo una mujer absolutamente fascinante, italianísima al extremo.


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La música no sólo debe ser agradable para llegar a nuestros oídos. Falta el medio. En este campo los equipos y parlantes Bosé destilan caché soberbiamente (curiosidad: he visto unos tragamonedas -los que suenan mejor- que incorporan parlantes de esta marca). Por si fuera poco la calidad del sonido el diseño físico del parlante para Bosé es una obra de arte.

Ya que nos hemos trasladado al campo de la música he de mencionar que el instrumento de metal que me parece con más caché es el saxofón. Tal vez sea hasta sexy la manera en el que se ejecuta. Evidentemente tiene más "clase" que una trompeta (aunque no hablo de sus cualidades musicales, sólo me constriño a la apariencia y a su modo de ejecución). Ya que hablo del saxofón tiene que aparecer para acompañar la escena una cantante tan exótica como distinguida. Se trata de la anglonigeriana (¡qué tal combinación!) Sade. Acá ella cantando.


Siguiendo con algunos apuntes respecto a la música (y aplicable a otros campos) ha de notarse que en los ritmos la elegancia nunca es rápida (ejemplo: son montuno versus merengue, tango versus milonga, vals versus polka).

Después de que he mencionado algunos gustos vayamos a la teoría. A continuación parte de un artículo muy bien argumentado sobre el tópico:

Voy a proponer al lector una cierta novedad, para la que solicito su aprobación. Consiste en introducir una distinción entre dos "elegancias": una tiene un sentido más bien negativo, como para sólo preservar de lo vergonzoso. Es la que llamaré compostura. La otra es la elegancia "de verdad", plena de sentido positivo, que incluso podría definirse como la belleza personal.

La educación en la elegancia comienza por la enseñanza de estos aspectos básicos incluidos en la compostura. Los niños difícilmente valoran su importancia, pero sin ella no se hacen aptos para ingresar en la vida social. Es un error corriente, que se pone de moda en épocas y personas románticas, juzgar que todo esto es convención y artificio hipócrita, cuando en realidad constituye algo así como la civilización del instinto y de la espontaneidad por medio del rito y la costumbre, algo que constituye la base de toda educación y aprendizaje humanos. El "naturalismo", en forma nudista, robinsoniana o "hippie", suele terminar en lo cutre, ese "Teísmo" sin elegancia que no es consciente de su vulgaridad. Las buenas maneras son, en palabras de Kant, lo que "transforma la animalidad en humanidad".

Dice Aristóteles, "a las obras bien hechas no se les puede quitar ni añadir, porque tanto el exceso como el defecto destruyen la perfección". "La fealdad -dice Tomás de Aquino comentando este pasaje- es el defecto de la forma corporal, y acaece cuando un miembro se muestra con una forma inadecuada (indecente). Pues la belleza (la elegancia) no se consigue si todos los miembros no están bien proporcionados y adornados". Esto quiere decir que un sólo defecto estropea el conjunto, pues para que la belleza se haga presente en el aspecto exterior de la persona todo en él debe ser íntegro, acabado y bien proporcionado.

Toda la inmensa capacidad humana de adornar (brazaletes, anillos, collares, pinturas, telas, trajes y utensilios de fiesta) está al servicio de la representación que hace visible y presente lo no inmediatamente presente: el júbilo, la dignidad, la veneración, la gratitud, el recuerdo y la conmemoración. La elegancia encuentra su ámbito más pleno en la fiesta y en las acciones representativas y simbólicas que en ella se dan de modo natural. Las personas en las fiestas parecen distintas, se transforman, se vuelven bellas y elegantes, se ponen a la altura del acontecimiento, y su capacidad creadora tiene entonces ocasión de brillar y de redundar en su torno.

Aquí surge el peligro de confundir elegancia con simple apariencia. Hay que advertir, como última característica, que no hay elegancia verdadera si no es con ausencia de afectación y fingimiento, con espontaneidad y autenticidad en la expresión. Esto se llama naturalidad, mostrarse tino como es, de modo que lo que aparece responda al fondo y a la interioridad verdaderas.

El artículo completo en este enlace.

En conclusión, es difícil tener caché a voluntad -el proceso es complejo-. Si hay la posibilidad de elección de lugar de residencia, en el caso de las zonas de Lima por ejemplo, San Borja no tiene ni elegancia ni distinción ni estilo a diferencia de El Olivar de San Isidro que tiene los tres, y además antigüedad: tiene caché vivir en El Olivar. De manera similar las playas de Asia también carecen del caché que tenía otrora Ancón y que actualmente conserva Santa María del Mar.

Se puede tener elegancia pero carecer de distinción. Se puede tener estilo pero carecer de elegancia. También creo que se podría tener distinción sin ser elegante. Hay muchas combinaciones. Pero el caché sí está reservado para pocos elementos, para pocas personas.

Termino con una frase genial para darle siquiera algo de caché al post:

"Elegancia es la ciencia de no hacer nada igual que los demás, pareciendo que se hace todo de la misma manera que ellos".
Honoré de Balzac (1799-1850)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Valdría la pena que revises esa contradicción entre lo que dices "Microsoft por supuesto no es una marca que destile caché. Al contrario, podría decirse que es sinónimo de uso-de-masas, de uso obligado por su avasallamiento del mercado." y la elegancia que le asignas al envase de Coca Cola, pues no hay producto universal más de uso-de-masas que la Coca Cola.

Respecto a la elegacia del baile lento, cadencioso, en general tienes razón, excepto en el ballet que no deja de ser elegante, de tener caché aún en los movimientos más enérgicos, más ágiles. Con la excepción anotada, se puede decir que la música negra peruana tiene ese toque de distinción que se lo otorga la "quimba" muy nuestra, alimentada y desarrollada en los galpones, solares y callejones por la imitación que los negros esclavos hacían de los patrones desenvolviéndose en las grandes y fastuosas fiestas, con todo el caché que habían adquirido fruto de la condición de gran virreynato del Perú. Es decir, nada es gratuito, nada es fortuito, el caché se impregna en la persona como consecuencia de hábitos y costumbres que se adquieren paulatinamente, algunos por educación y otros por generación espontánea de una idiosincracia condicionada a ello.

Julio Cesar dijo...

Escribí que quizá la botella de Coca Cola rompió las reglas, esto es, es una excepción. El diseño es elegante ANTES DE llegar al populórum. Microsoft no tiene caché ni antes ni después (y no creo que le importe).

Pero además hay una diferencia sustancial: mientras uno compra una botellita de coca cola por el puro disfrute uno suele usar Windows u Office casi por obligación (una cabina tiene máquinas con ese sistema operativo, uno recibe documentos que manipula con Office, el mercado nos derrota). Es como el uso del teléfono en el Perú: uno utiliza Telefónica porque casi no hay otra salida. O como el cable: a pesar del servicio deficiente de Cable Mágico no me interesa otro porque ahí están monopolizados Canal N y Plus TV.