viernes, febrero 13, 2009

Vemos lo que nos conviene

Humberto Campodónico acaba de publicar un artículo en el que habla de un punto de quiebre del capitalismo. Es divertido ver en la tienda opuesta a los fanáticos neoliberales (¿qué? ¿no habían muerto? ¿o sólo se hacen los cojudos?) seguir con sus monsergas fanáticas. Hay uno de estos (a ti te estoy hablando Adrianzen) que respondió a Radio Capital sobre la ayuda que el gobierno mexicano le piensa brindar a su industria. Dijo que eso no se debería hacer, "que se deberia buscar competitividad" más bien. Como si a estas alturas bajar el precio de un automovil en mil dolares cambiara la situación (además como si se pudiera hacer esto en un triz). Básicamente estos fanáticos cuasi-religiosos tienen el discurso "si se deben joder (las industrias) que se jodan". Este kamikase que tiene suerte de tener un puesto en un instituto ad-hoc es uno de los exponentes que ve que se incendia el mundo y va en busca de la tarjeta de crédito para comprar aros de magnesio. Un ser extraviado que bien pudo ser un yupi trabajando para Madoff pero tuvo la "suerte" de obtener tribuna para esparcir sus -digámoslo con sentido común duro- idioteces.

Mientras todos los países del mundo están preocupados por la recesión este tipo de optimistas del limbo dicen que no hay que hacer olas: hay que seguir en la apertura privatizadora, menos Estado, seguir con la receta del fracasado neoliberalismo (vivan las transnacionales, el que deba morir que muera, al que sea rico que se le aplauda).

Me pregunto (por gusto claro porque ya sé la respuesta) por qué estos neoliberales siempre son personas que no la sufren como los obreros que tienen que madrugar a las 5 de la mañana para regresar a sus casas a medianoche, trabajando de lunes a sábado. ¿Será porque supuestamente la educación/información ha hecho que estos seres privilegiados alcancen posiciones de privilegio? Sin embargo no conozco personas con educación/información de niveles socioeconómicos bajos que tengan esa "religión". Entonces muy probablemente se requiera tener una posición de privilegio en el entorno social para abrazar la "creencia neoliberal".

Por supuesto que privilegiado no significa ser un rico empresario o un financista millonario. Algunos siendo sólo asalariados de gente con poder económico y gozando cierto confort pueden ser considerados como de "religión neoliberal". Este podría ser el caso del idiota de la familia (Hildebrandt dixit). Veamos algo de su pensamiento guía aquí (todo se vende).

Entonces vamos acercándonos al perfil de un neoliberal criollo (a propósito no conozco neoliberales serranos). Estas personas tienen casi siempre alguna relación con el academicismo económico, no siendo necesariamente economistas: hay también abogados. Normalmente pertenecen (o tratan) de pertenecer al nivel económico medio alto. Si llegaran más arriba probablemente perderían todo interés por las teorías académicas -que ocultan su poco bagaje cultural- y se dejarían ver como los clásicos ignorantes de nuestra clase alta (por coincidencia lo comenté en familia un día antes de que leyera a Vargas Llosa expresándolo, así que me permito un pequeño jamoneo).

Para que no se crea que quiero ubicarme en la orilla izquierdosa ahora vamos a hablar de los zurdos. ¿Por qué en diarios como La Primera ó La República se toca sólo con pétalos de rosa a personajes como Humala, Chávez o Evo? Así como los derechistas (autodenominados liberales, bautizados por los demás como neoliberales) ven o quieren ver sólo la paja ajena, los izquierdistas peruanos sólo ven la suciedad en alfombra ajena.

A Chávez es difícil que (los izquierdistas) lo pinten como un populista barato. Es difícil además que le critiquen su afán por engullir hasta el límite el espacio democrático como el caso de la televisora a la que le quitó la licencia amén de muchos acontecimientos que suceden en la vida diaria (ver Human Right Watch).

Otro tanto sucede con la problemática de Bolivia. Si bien la mayoría ha impuesto su punto de vista hay posturas antidemocráticas que Morales ha aprovechado en establecer en la nueva Constitución de su país (arrasando con las posiciones de las minorías no indígenas): ej.: la pertenencia étnica da más derechos. En estos temas la izquierda local se hace la loca.

Creo que después de la Caída del Muro la izquierda clásica se quedó aturdida, vacía y triste. Tan sólo ahora con la Gran Crisis Mundial la izquierda ha recuperado bríos y quiere volver a las andadas con las "estatizaciones" en muchos rubros (¿por qué se ponen tan contentos con las nacionalizaciones de la banca en EE.UU. y otros países si luego la banca regresará al sector privado?). Una cosa es el petróleo o el agua, otro asunto es la banca o las telecomunicaciones, así que no sean cuadriculados, no hay que ser fanático como un neoliberal pero tampoco como ustedes.

A propósito de estos temas del Estado ¿por qué exigen la reposición del personal que el fujimorato echó a la calle como si el Estado fuera una agencia de empleos? (si a ese personal no le pagaron sus beneficios sociales pues hay que hacerlo pero no hay por qué reponerlo; eso no se hace en la actividad privada y no tendría por qué hacerse en la pública para gente que no se requiere).

Sostengo que culturalmente la izquierda es muchísimo más preparada que la derecha cavernícola. Sin embargo como hemos visto desde la partida de Alfonso Barrantes las propuestas intelectualoides de los zurdos no han podido plasmar un proyecto, tan es así que muchos de sus integrantes se auparon a Humala para poder acceder al poder directo (porque actualmente manejan una buena cuota de poder indirecto a través de las ONGs -lo cual no es malo porque es un buen contrapeso al accionar de las transnacionales y sus ayayeros-). Humala hasta donde veo no tiene sinó una visión nacionalista-populista burda (ni siquiera sé si sea auténtica o posera). Independiente de su visión política no parece ciertamente un estratega político si observamos al grupo cantinflesco que lo acompañó al Parlamento. Entonces la conclusión es penosa para la izquierda: hasta dónde han caído compadres, con tanto bagaje académico apoyando a un tipo que sólo arrastra el resentimiento de nuestro Perú Sur (justificado por cierto y que el incompetente García no ha afrontado) y de otros electores que antes fueron fujimoristas.

La visión anquilosada y congelada en el tiempo es digna de un chequeo más bien -yo diría- sicoanalítico. Miremos por ejemplo a Ricardo Letts respondiendo sobre Cuba (por lo menos lo que antes era sólo Cuba, ahora es Venezuela, Bolivia, dizque Nicaragua...). Habría que recordarle a Letts que este no es el año 1978, estamos en el siglo XXI. (Acá, acá y acá vía Youtube conversando con Hildebrandt)

Hasta acá mi reflexión rápida para afrontar los nuevos rumbos a los que se enfrentará el mundo en los próximos años, luego de la crisis. De hecho el mundo no será igual que antes. La ideología marxista que estaba de capa caída no ha resucitado exactamente y ahora parece que también la ideología del mercado salvaje ha perdido su reputación.

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