jueves, noviembre 23, 2006

Balconcillo esencial

Por "culpa" de una amiga conocí la raspadilla cumbre de Lima. Es Garibay y está en ese sector mágico para el criollismo llamado Balconcillo. Más exactamente está -si sigue este verano ahí- en Las Américas, a 1/3 de cuadra del Paseo de la República. Para evitar narrar las cualidades de estos cuatro sabores baste con mencionar que años atrás y cuando las ganas y el antojo lo requerían no escatimaba flojera, tiempo y olores sórdidos para tomar la 47 y enrumbar desde Las Palmeras hasta el corazón de Balconcillo, vía Parinacochas. El premio era una raspadilla de 2 soles servida en una dulcera grande. Han pasado más de 20 años y tras cambiarse de la Av. Palermo y luego desde la esquina misma de Las Américas con la Vía Expresa hacia su ubicación actual, la fiesta debe continuar este verano. Alguna vez traté de llegar antes de las 6 de la tarde, hora probable de raciones agotadas, pero sólo pude llegar para ver cómo recogían el mobiliario. Hora máxima recomendable para llegar: 5:30pm.



Pero el tema en Balconcillo no termina ahí, el mítico Palermo, santuario del pan con jamón con secreto divulgado está a 1/3 de cuadra del Parque Unión Panamericana. Ese es mi pan con jamón por defecto con ese tratamiento sui géneris: una tapa de pan con una ligera untada de mostaza y luego la otra sosteniendo el jamón que a su vez soporta la justa y necesaria salsa criolla. En estos tiempos de sucursales y franquicias ya podemos gozar de Palermo(s) en varios sitios: San Borja N, El Polo, Benavides...

Por si esto fuera poco está el permanente vendaval de las yuquitas fritas del mercado de la avenida Palermo. Puesto dedicado sin descanso a preparar tan famoso -¿lo llamaremos?- snack. Por supuesto que hay una cierta hora en la que sí hay descanso y simplemente te dicen "ya no hay".

Pero la lista continúa (y creo continuará). Hay un viejo restaurante trujillano en el Parque Unión Panamericana. Por allí estuve hace muchos años. Debo volver porque si sigue vivo debe ser por algo ¿no? Leí además de unas cebicherías que es menester conocer. Cierta vez -ya no recuerdo cómo- también llegué por una de esas calles a una pastelería industrial para comprar una torta. Balconcillo tiene mucho que ofrecer y dar a conocer aún. Podría ser declarado como Zona Intangible de la Gastronomía Limeña.

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