jueves, octubre 29, 2009

A 70 años de la Segunda Guerra Mundial

Pocas cosas ejercen tanta fascinación en mi como la historia sobre la Segunda Guerra Mundial. Hay temas que llegan a nosotros con algún evento marcador. No sé si es el caso conmigo pero una película que quedó grabada en mi cabeza para siempre fue La batalla de Midway (vista en mi chiquititud en el bello cine Roma, con efecto sensurround). Esta película hacía que retumbara la sala al caer las bombas o explotar los aviones. Tan dantesco era el sonido que mi hermana, muy chica en esa época, aterradamente pidió salir con urgencia del cine ("¿Qué es esto Dios mío?").

Pero por razones desgraciadamente naturales (la agresividad masculina) a la mayoría de hombres siempre nos han atraído los juguetes de guerra (soldaditos o tanques o metralletas o aviones de guerra o bombas). Hay algunos individuos que sin embargo no dejan el tema en juegos y llegan demasiado lejos ya de adultos. Es por eso que el mundo es como es: la fuerza se impone muchas veces a la razón.

Cuando estudiamos que la Segunda Guerra mundial dejó entre 50 y 60 millones de muertos en el planeta creo que muchos no lo llegamos a digerir enteramente. Se trata nada menos que un equivalente a dos Perú completos. Es de una magnitud terrorífica.

La Segunda Guerra Mundial marcó muchos lamentables récords: las primeras bombas nucleares que mataron gente a nivel masivo, la batalla con la mayor cantidad de tanques destruidos, el desembarco más grande de la historia, la mayor cantidad de pérdidas humanas, etc. Todo en dicha guerra es superlativo.

La decisión de escribir este post se debió a que encontré un especial muy interesante sobre la Segunda Guerra Mundial. Se trata de 70 Años de la II Guerra Mundial en El Mundo de España. Llegué a este enlace desde el blog La historia detrás de la historia de El Comercio.


Muerte del Duce (segundo a la izq). Foto de El Mundo (España)


De ese compendio extraigo un párrafo duro sobre alguna de las peores atrocidades cometidas por la humanidad (el subrayado es mio):

Cuando los soldados rusos entraron en Auschwitz, sólo quedaban unos miles de supervivientes hambrientos y enfermos. Los nazis se habían encargado de ocultar la masacre que allí realizaron. Sin embargo, no ocultaron las pertenencias de los asesinados. En ese campo del horror encontraron cientos de miles de trajes de hombre, miles de vestidos de mujeres y más de seis toneladas de cabellos humanos. Llegaba la liberación, pero no el olvido.

El cine que tanto se ha referido a la Segunda Guerra Mundial es probablemente el medio por el cual nos hemos acercado más al sentimiento de sufrimiento que se dio en aquellos años. En los últimos años podría citar estas películas que he tenido oportunidad de ver:

La caída (2004, Alemania-Italia-Austria). Parece una mirada que trata de ser introspectiva sobre lo que fueron los últimos días del dictador y el ambiente que lo rodeó. De impecable actuación.

Los falsificadores (2007, Austria-Alemania). Historia sobre la falsificación de la mayor magnitud de la Historia. Ayuda en la comprensión de hechos anexos a la guerra de armas propiamente dicha. Me sorprendió la inclusión de piezas de tango exquisitas en la banda sonora.

La lista negra (2006, Holanda-Bélgica-Inglaterra-Alemania). Una mirada desde una sociedad que participó tal vez complacientemente en la aventura nazi. Primera vez que veía una película de esta guerra ambientada en Holanda.

La canción del pianista (1999, Alemania-Hungría). Mirada lateral a la persecusión judía pero incluida en un extraño triángulo amoroso en el que uno de los participantes acepta compartir a la mujer con el otro.

Cartas desde Iwo Jima (2006, EE.UU.). Es una visión intimista de una batalla en una isla del Pacífico. Tal vez excesivamente lenta en ciertas escenas. Pero para sentir la película a la japonesa.

Sophie Schöll (2005, Alemania). Una película sobre la intelligentsia alemana joven que luchaba internamente para abrirle los ojos a los ciudadanos sobre las atrocidades del régimen. Recordable el momento en el que la protagonista que es juzgada en una caricatura de juicio les dice a los asistentes que "ellos estarán en su lugar cuando se les pida cuenta por sus crímenes". Esta escena debe verse en alemán. Aborreciblemente maestra la actuación del juez.

Valkyrie (2008, EE.UU.). Suspenso en la visión histórica del atentado fallido a Hitler dentro de sus mismas fuerzas armadas.

El cine también es mencionado en ese especial. Extraigo los comentarios de tres películas que no he visto sobre dicha guerra pero que trataré de mirar tan pronto consiga los vídeos:

LA CRUZ DE HIERRO (1977, EEUU)
Obra maestra que pocos han visto pese a ser una de las mejores películas sobre el tema. El sargento Rolf Steiner (James Coburn) y el capitán Stransky (Maximilian Schell) son los 'duelistas' de Sam Peckinpah en el frente ruso. El primero es un héroe enloquecido por la guerra; el segundo, un oficial prusiano obsesionado por recibir la Cruz de Hierro. El escenario, el infierno del Este en 1943. Desde la apertura del filme, con planos combinados de propaganda e imágenes reales al son de un himno cantado por niños, al cierre, con la cita de Bertolt Brecht, esta película es el retrato más realista y despiadado de la guerra. Y deja para el recuerdo varios personajes inolvidables.

STALINGRADO (1993, Alemania)
Otra de las mejores películas de la Segunda Guerra Mundial tambien se desarrolla en el frente ruso: Stalingrado. El cerco del VI Ejército visto a través de los ojos de un pelotón alemán obligado a sobrevivir y a no perder la razón mientras todo se derrumba en la ciudad del Volga. Una superproducción en la que todo detalle tiene su razón de ser, incluso las hebillas de los cinturones alemanes, pero en la que todo está al servicio de narrar el drama de sus protagonistas. “Lo perdieron todo. La amistad, la confianza, la voluntad de vivir”, es el mejor resumen de esta película.

EL SUBMARINO (Das Boot, 1981, Alemania)
Año 1941. Decenas de jóvenes se emborrachan en el puerto de La Rochelle. Al día siguiente parten como marinos del U-96 de caza por el Atlantico Norte, y saben que quizás nunca volverán. Con ellos viaja un periodista, testigo de excepción de sus pesadillas. Claustrofobia, rutina, el ruido al comprimirse el casco si se sumergen demasiado. No ver la luz del Sol y respirar el aire cargado tras horas encerrados bajo el mar. En plena patrulla, el capitan, Heinrich Lehmann-Willenbrock (Jürgen Prochnow), recibe una nueva orden: cruzar el Estrecho de Gibraltar para llegar al puerto de La Spezia. Una misión suicida entre destructores británicos. Recibió seis nominaciones al Oscar.

Por último, un buen bocado: el blog La Segunda Guerra Mundial en el Cine. Un espacio que reúne muchas reseñas sobre películas relacionadas al tema. Para explorarlo de cabo a rabo.

lunes, octubre 19, 2009

Caché

(Del fr. cachet).

1. m. Distinción, elegancia.

2. m. Cotización de un artista del espectáculo o de ciertos profesionales que actúan en público.

caerse el ~.
1. loc. verb. Cuba. Perder el prestigio o la fama.

darse ~ alguien.
1. loc. verb. coloq. Cuba, El Salv. y Hond. Darse importancia, bien por el modo de vestir, bien por gestos o palabras.


Muchas veces cuando veo una coca-colita clásica, la pequeña del famosísimo diseño contour, no puedo evitar reflexionar en el caché que ha adquirido dicha botella. Elegancia, distinción y estilo. Son las tres características que he determinado reúne la palabra caché. Cierta antigüedad también parece ser un requisito necesario.

Una coca cola en envase de vidrio contour es elegante porque es simple, no le falta ni le sobra nada. Es distinguida porque se distingue ante todo el universo de botellas en el mundo. Y tiene estilo, vaya que lo tiene, es uno de los más famosos diseños de todos los tiempos. Lo que asombra es que de forma genérica el caché no está asociado a lo popular pero sin embargo la famosa botella está al alcance de la absoluta mayoría de la gente del planeta. Quizá el famoso objeto pudo quebrar las reglas respectivas.


De forma similar el adorado Volkswagen Escarabajo podría tal vez entrar a la categoría, aunque el preciado automóvil no tenga precisamente elegancia pero sí absoluta distinción y particularísimo estilo. Pero ¿no tiene elegancia? Cuando vemos un VW descapotable o convertible el objeto es objeto de vistas y placer estético.

Una marca que podría reunir la característica de tener caché es Apple, qué duda cabe (no sólo tiene caché la computadora como parte de su memoria). Lo tiene en su concepción misma, en su filosofía de trabajo y diseño. Años atrás cuando aún no había un sistema operativo Windows, Apple ya mostraba su interface gráfica con un escritorio, un tacho de basura y otros elementos que después se volvieron vulgares con Microsoft. Microsoft por supuesto no es una marca que destile caché. Al contrario, podría decirse que es sinónimo de uso-de-masas, de uso obligado por su avasallamiento del mercado. Apple, con su manzana medio mordida, podría complementar el estilo de un usuario acostumbrado a las cosas buenas de la vida. Miren sinó esta ultra delgada laptop:


Ya que hablamos de diseño, vayamos a la meca: Italia. Pininfarina ya con su solo nombre nos pone alertas para saber que todo (o casi todo, siempre hay excepciones, es normal) lo que sale de allí tiene caché o muy probablemente lo tendrá. Qué autos por ejemplo: Maserati GranCabrio, Ferrari 458 Italia, Pininfarina Sintesi, etc. (a propósito de autos, el mesocrático Hyundai Accent de tres puertas 1997 tenía tan buen diseño que creí lo había diseñado Pininfarina). Qué otros diseños: el interior del nuevo estadio del Juventus, el Lear Jet 60, etc. Me encuentro además recién ahorita con que Pininfarina será socio de Coca Cola en el diseño de sus dispensarores Freestyle. No hay nada que hacer que los que tienen estilo se atraen.



Ya que estamos mencionando al país de las más bellas mujeres (decidido unilateralmente, mi hermano me apoya) cómo no mencionar a esa única y arrolladora personalidad llamada Sophia Loren. Cuando hablamos de caché en una persona ella lo representa de manera completa: bella, elegante, distinguida, con estilo, única. Qué mujer. A su edad sigue siendo una mujer absolutamente fascinante, italianísima al extremo.


- o - o - o -

La música no sólo debe ser agradable para llegar a nuestros oídos. Falta el medio. En este campo los equipos y parlantes Bosé destilan caché soberbiamente (curiosidad: he visto unos tragamonedas -los que suenan mejor- que incorporan parlantes de esta marca). Por si fuera poco la calidad del sonido el diseño físico del parlante para Bosé es una obra de arte.

Ya que nos hemos trasladado al campo de la música he de mencionar que el instrumento de metal que me parece con más caché es el saxofón. Tal vez sea hasta sexy la manera en el que se ejecuta. Evidentemente tiene más "clase" que una trompeta (aunque no hablo de sus cualidades musicales, sólo me constriño a la apariencia y a su modo de ejecución). Ya que hablo del saxofón tiene que aparecer para acompañar la escena una cantante tan exótica como distinguida. Se trata de la anglonigeriana (¡qué tal combinación!) Sade. Acá ella cantando.


Siguiendo con algunos apuntes respecto a la música (y aplicable a otros campos) ha de notarse que en los ritmos la elegancia nunca es rápida (ejemplo: son montuno versus merengue, tango versus milonga, vals versus polka).

Después de que he mencionado algunos gustos vayamos a la teoría. A continuación parte de un artículo muy bien argumentado sobre el tópico:

Voy a proponer al lector una cierta novedad, para la que solicito su aprobación. Consiste en introducir una distinción entre dos "elegancias": una tiene un sentido más bien negativo, como para sólo preservar de lo vergonzoso. Es la que llamaré compostura. La otra es la elegancia "de verdad", plena de sentido positivo, que incluso podría definirse como la belleza personal.

La educación en la elegancia comienza por la enseñanza de estos aspectos básicos incluidos en la compostura. Los niños difícilmente valoran su importancia, pero sin ella no se hacen aptos para ingresar en la vida social. Es un error corriente, que se pone de moda en épocas y personas románticas, juzgar que todo esto es convención y artificio hipócrita, cuando en realidad constituye algo así como la civilización del instinto y de la espontaneidad por medio del rito y la costumbre, algo que constituye la base de toda educación y aprendizaje humanos. El "naturalismo", en forma nudista, robinsoniana o "hippie", suele terminar en lo cutre, ese "Teísmo" sin elegancia que no es consciente de su vulgaridad. Las buenas maneras son, en palabras de Kant, lo que "transforma la animalidad en humanidad".

Dice Aristóteles, "a las obras bien hechas no se les puede quitar ni añadir, porque tanto el exceso como el defecto destruyen la perfección". "La fealdad -dice Tomás de Aquino comentando este pasaje- es el defecto de la forma corporal, y acaece cuando un miembro se muestra con una forma inadecuada (indecente). Pues la belleza (la elegancia) no se consigue si todos los miembros no están bien proporcionados y adornados". Esto quiere decir que un sólo defecto estropea el conjunto, pues para que la belleza se haga presente en el aspecto exterior de la persona todo en él debe ser íntegro, acabado y bien proporcionado.

Toda la inmensa capacidad humana de adornar (brazaletes, anillos, collares, pinturas, telas, trajes y utensilios de fiesta) está al servicio de la representación que hace visible y presente lo no inmediatamente presente: el júbilo, la dignidad, la veneración, la gratitud, el recuerdo y la conmemoración. La elegancia encuentra su ámbito más pleno en la fiesta y en las acciones representativas y simbólicas que en ella se dan de modo natural. Las personas en las fiestas parecen distintas, se transforman, se vuelven bellas y elegantes, se ponen a la altura del acontecimiento, y su capacidad creadora tiene entonces ocasión de brillar y de redundar en su torno.

Aquí surge el peligro de confundir elegancia con simple apariencia. Hay que advertir, como última característica, que no hay elegancia verdadera si no es con ausencia de afectación y fingimiento, con espontaneidad y autenticidad en la expresión. Esto se llama naturalidad, mostrarse tino como es, de modo que lo que aparece responda al fondo y a la interioridad verdaderas.

El artículo completo en este enlace.

En conclusión, es difícil tener caché a voluntad -el proceso es complejo-. Si hay la posibilidad de elección de lugar de residencia, en el caso de las zonas de Lima por ejemplo, San Borja no tiene ni elegancia ni distinción ni estilo a diferencia de El Olivar de San Isidro que tiene los tres, y además antigüedad: tiene caché vivir en El Olivar. De manera similar las playas de Asia también carecen del caché que tenía otrora Ancón y que actualmente conserva Santa María del Mar.

Se puede tener elegancia pero carecer de distinción. Se puede tener estilo pero carecer de elegancia. También creo que se podría tener distinción sin ser elegante. Hay muchas combinaciones. Pero el caché sí está reservado para pocos elementos, para pocas personas.

Termino con una frase genial para darle siquiera algo de caché al post:

"Elegancia es la ciencia de no hacer nada igual que los demás, pareciendo que se hace todo de la misma manera que ellos".
Honoré de Balzac (1799-1850)

sábado, octubre 03, 2009

Recordando a dos peruanos a carta cabal

Fotografía del General Juan Velasco en la revista Life

Retrato del Mariscal Ramón Castilla


El 41º Aniversario de la Revolución Peruana invita a pensar que tenemos más que 188 años de independencia. Pero tiempo suficiente para elegir a los presidentes más importantes de los siglos XIX y XX. Sin chistar, vienen a mi mente los nombres de Ramón Castilla y Juan Velasco.

He de comenzar por éste último porque lo viví de muy chico y porque viví (vivimos) más adelante su influencia para bien y para mal. Prácticamente no hay analistas amateurs que mantengan la calma cuando discuten sobre él. Vaya si es un personaje controvertido. Lo que no me cabe duda es que era un peruano a carta cabal, quería al Perú desde las entrañas con esa misma nobleza que nuestro peruano más ilustre: Miguel Grau, otro piurano. A diferencia de mucha de nuestra inilustrada élite dirigencial a Velasco -me imagino- le ardería como a pocos el entreguismo y adormecimiento que por toda la vida republicana se ha practicado en este país de voces bajas.

En 2008, a raíz del 40º aniversario del 3 de octubre de 1968 encontré el mejor texto que explica por qué Velasco es el mejor presidente del siglo XX en el Perú. Exageraré un poco tal vez pero el blog Océano de Mercurio lo explica brillantemente. Un extracto:

40 años después del golpe militar de Juan Velasco Alvarado y con ese frío con que la historia va congelando las pasiones que se alejan en el tiempo, cada vez me quedan menos dudas acerca de calificar este gobierno dictatorial como el más importante en el Perú del siglo XX.

Me centraré solo en mi razón principal: Velasco, heredero de un pensamiento incubado en los sectores académico-militares, llevó a cabo un práctico pachacuti (resumiendo: mundo patas arriba dentro de la tradición prehispánica) en la imperante estructura social con la Reforma Agraria . "La tierra para el que la trabaja" fue el lema que abolió la mayoría de extensos latifundios, golpeó de muerte a añejos tiranuelos de muchas haciendas y condujo a grandes masas del campesinado indígena fuera de una situación casi feudal de servidumbre.

Me puedo atrever a decir que, con todos los problemas económicos que legó y a pesar de haber gobernado como un indeseable dictador, vivimos en un país mejor por las medidas que en su momento, tomó Velasco Alvarado.

Ahora, cuando el tema por esas casualidades se toca, mucha gente sin tener ninguna base para la discusión toma inmediatamente una posición en contra de Velasco. Sin embargo, habría que ver cuán contentos se ponen cuando cobran su participación de utilidades en sus empresas en los marzos o abriles, muy probablemente sin saber que tienen derecho a aquello por herencia de ese régimen tan odiado por mucha de esta gente.

En otro plano, una anécdota sabrosa respecto a Velasco la da a conocer Mariella Balbi en El Comercio. Un trozo dice:

Recordemos que días atrás Manuel Ulloa anunció populistamente que había conseguido 800 millones de dólares para refinanciar nuestra deuda. Velasco creía que el preciado monto estaba en el BCR.

Al día siguiente Velasco llamó a Palacio de Gobierno a PPK y a Richard Webb. El general los esperaba con su pistola encima de la mesa. "¿Dónde está la plata, carajo?", les espetó, codiciando los 800 millones. PPK trató de explicar aquello de los 'swaps', que no necesariamente el dinero estaba físicamente en las bóvedas del BCR, etc. Nada de ello satisfizo al dictador y respondió con un 'pendejos' y otras lisuras que solía usar.

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La fama de Ramón Castilla viene de mucho más atrás pero la lejanía parece que le da un tinte hasta épico a su gestión. De hecho cualquier mandatario que hubiera abolido la esclavitud entraría de frente por la puerta grande a la Historia. Pero Castilla también tuvo un proyecto nacional. Se imaginó al Perú mejor. Soñó con un país más desarrollado. Aquí podría estar el ingrediente fundamental para considerar a un presidente grande: tener un proyecto de país, una visión de país.

Tal vez no haya voz más autorizada que Basadre para hablar sobre la historia de la república. Él dijo acerca del Mariscal:

"Castilla gobernó cinco años y volvió a gobernar después por siete más. En esos años se puso el Perú de pie. Fue otro Perú distinto del Perú pobre, inerme, vencido y mutilado que heredamos".

"Ramón Castilla es en resumen lo mejor de nuestros primeros cincuenta años, es aquella figura a la que todos llaman taita, el libertador del negro, el redentor del indio, un hombre realmente muy sencillo y del pueblo, y que llego con su nombre muy adentro de las multitudes. Por eso era que al grito de ¡Viva Castilla! la gente se iba a
matar, y al grito de ¡Viva Castilla! se hicieron y deshicieron revoluciones hasta el mismo día de su muerte".

De Caretas (Julio27/2006) extraigo este párrafo del artículo escrito por César Lévano:

Ramón Castilla, el mejor Presidente que haya tenido el Perú, lo fue dos veces: primero gracias a mérito militar (1845-1851). Salió con honores. En su segundo mandato abolió el tributo indígena y dio libertad a los esclavos. Heinrich Witt, memorialista alemán que vivió casi todo el siglo XIX en el Perú, lo describe así: "Era un hombre de mediana estatura cuya fuerte y sólida contextura daba evidencia de una construcción de acero... su tez denotaba una imprecisable ascendencia, parecía ser una mezcla de las tres razas: blanca, india y negra".

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Ahora, un tema común a estos gobernantes con proyecto nacional es la observación atenta al armamentismo de Chile. Aunque parezca mentira, el párrafo siguiente podría aplicarse tranquilamente en el 2009:

Castilla llevó a cabo una serie de acciones destinadas a fortalecer la defensa nacional. El criterio predominante era el del equilibrio militar con respecto a los países vecinos, en especial frente a Chile, que había llevado a cabo una abierta política armamentista. Castilla sabía lo importante que era el dominio del mar, y por ello mejoró la Armada Peruana con la adquisición de fragatas, bergantines y un moderno barco de vapor: el «Rímac». Se afirma que fue Castilla quien dijo: «Cuando Chile compre un buque, el Perú debe comprar dos».

Respecto a Velasco fue vox populi su intención de atacar Chile en los setentas para recuperar los territorios que fueron peruanos. Finalmente el consejo de la plana mayor militar evitó dicha aventura.

Pero es evidente que el comportamiento de nuestro vecino del sur siempre debe ser cuidadosamente medido por un buen gobernante del Perú. El trozo de tierra inestratégico que ocupan nuestros vecinos y su carencia de masa crítica de población amén de su pobre historia hacen que ese país siempre esté a la búsqueda de "una razón de existencia".